La historia económica de la Venezuela
moderna y contemporánea, es la historia de la explotación de su subsuelo en
función de los oligopolios transnacionales de hidrocarburos. Es una historia
neocolonial, de desposesión y maquinada dependencia, de la periferia a los centros
de acumulación de capital.
El mundo que conocemos se ha levantado
en base al petróleo, al igual que la economía venezolana, cuyas actuales
proyecciones de producción parecen no tomar en cuenta el carácter finito de
este recurso no renovable. Nuestra historia, la de nuestro supuesto desarrollo,
es la de una industria primaria en la que el estado ha tanteado una mayor
participación, con el objetivo de una “autónoma” distribución de la renta. Pero
también, la de una sociedad que por costumbre a ese rentismo, no ha logrado
visualizarse en una diversificación económica que le permita emanciparse de la
dependencia absoluta a una materia limitada.
Las consecuencias de esto giran en
torno a una alta demanda de importación tecnológica –otra faceta de la
dependencia- y a un deficiente interés en la investigación y el desarrollo
científico propio, adaptable a nuestras necesidades locales, y con el valor
agregado de una posible verdadera cultura de lo nuestro. El dinero entra, pero
el tiempo de alguna manera se nos sale de las manos. Nos hayamos pues, ante una
perspectiva siempre latente y recurrente que es nuestra vieja cuestión de la
siembra petrolera. Es necesario su replanteamiento, y el ocuparnos en definir
alternativas a una faceta tan determinante de nuestra nacionalidad.
Resumen de Ponencia "Sobre el extractivismo petrolero en Venezuela", aceptada para la "IV Jornada de Investigación" de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela y el Centro Nacional de Historia, a realizarse los días 21 al 25 de Octubre de 2013.
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